En Portugal está en vigor el principio de libertad sindical: los trabajadores pueden crear o disolver sindicatos y afiliarse o abandonar cualquier sindicato.
Las asociaciones sindicales tienen derecho a: celebrar convenios laborales colectivos; proporcionar servicios económicos y sociales a sus miembros; participar en la redacción de la legislación laboral; iniciar e intervenir en procesos judiciales y procedimientos administrativos, en interés de sus integrantes; participar en procesos de reestructuración de empresas (especialmente en acciones formativas, o cuando cambien las condiciones laborales).
La actividad sindical en la empresa se asegura a través de delegados sindicales, comités sindicales y/o comités intersindicales.
Los delegados sindicales son elegidos en votación directa y secreta y disponen de un crédito de unas horas mensuales para realizar su actividad sindical.
En Portugal, el nivel de sindicalismo depende de las profesiones y/o sectores de actividad y, en general, no es muy alto. La mayoría de los empleadores no valoran el hecho de que el trabajador sea miembro de un sindicato, especialmente en una situación de contratación.